El placer de provocar
Quiero mostrarte el misterioso
sendero que mi placer provoca. Es tu momento, acompáñame con tu mano, recorre
cada curva de mi cuerpo, ¡te provoca!
¡Quieres saciar en mí todas tus ganas! Desata esa
lujuria que con nadie puedes liberar; somos cómplices, en este pacto sagrado es
nuestro secreto, pues solo tú y yo sabemos cómo saciar este instinto tan carnal,
y salvaje danzamos alrededor de un abismo, pues este deseo nos lleva a lo más
profundo de él.
En la obscuridad del abismo es donde podemos ser
nosotros mismos, encendernos y apagarnos a placer pues tu cuerpo es el mal que
tanto necesito y quiero, aunque sé que estoy destinada a vivir en el averno,
por el mezquino deseo de tenerte a cada momento. Tu solo
nombre me perturba, porque no hay un solo día que no desee que tus
labios recorran mi cuerpo, como solo tú lo haces.
Respirar tu aliento es mi oxígeno; tu
manantial con ese torrente enérgico, me invita a querer siempre de él,
como una droga, ahora soy adicta a ti.
Aun cuando no somos nada, somos todo; nos
sumergimos en la penumbra de nuestro demente juego perverso, exiliados de la
falsedad y la mentira; ahí en nuestro abismo mostramos nuestro verdadero
rostro, y comenzamos nuestro ritual.
Nuestro semblante cambia al vernos frente a frente,
pues aquí no hay ataduras morales que nos critiquen, es aqui donde comienza
nuestra danza, mística.
De pronto posas tu mirada en mi cuerpo, observas
cómo mi silueta en la obscuridad se ilumina, pues mi cuerpo resplandece al
deseo. Quieres entrar en mi cuerpo, das pasos hacia mí, puedo sentir tu
brisa, ha subido tu temperatura, y mi olor a cálido mar te llama. Nuestras bocas se unen, bebiendo el dulce que el calor provoca, endulza mis
pechos tan rígidos; desean que tus labios se posen en ellos. Me gusta sentir
cómo succionas y muerdes al mismo tiempo esa mezcla de placer y
dolor, es la pócima perfecta para este embrujo. Te pido que no
pares, ¡¡sigue, sigue!! Me enloqueces, vuélveme loca, haz de mí tu esclava,
sedúceme con tus labios que queman.
Continúas por mi vientre, acariciando al mismo
tiempo, provocando una tensión que recorre todo mi cuerpo hasta mi núcleo,
desencadenando mi sexualidad reprimida. Por tanto, tiempo, te acercas a mi oído,
me das una cátedra de palabras obscenas que me hacen delirar, sudar, desear, más
y más…
Me encuentro sumergida en el viaje, das un tirón
a mi braga, y acaricias, con pequeños toques, besas, lames hasta llegar
al monte de venus y entonces me desbordo, mi punta se eleva y lames con un delicadeza
artística, me siento una diosa, sobre el fuego del monte olimpo, quiero
sentirte, te pido me gires te posas en mis caderas, siento tu arpón, tan
recto y enorme, listo para lanzarlo, mi cuerpo tiembla pues desea que entres,
sin más de un solo golpe, entras en mí, haciéndome emitir un gemido, tus
movimientos llevan el ritmo perfecto, para mi danza, contraigo, y tu movimiento
se torna más rápido sujetas mi cabello, y jalas hacia ti, estoy hecha un
incendio, mi vientre a punto de ebullición; tú, te dejas ir, pidiendo más, y yo me voy
junto a ti!!!
¡Nuestros cuerpos se deslizan al abismo de
nuestra pasión, quedando suspendidos en el limbo! En silencio sentimos
el placer que nos provoca, la unión de nuestro pacto sagrado y de nuestros
deseos, tan obscuros; contemplamos juntos el preludio de la gloria... y
susurras: "La gloria eres tú!

Comentarios
Publicar un comentario